A veces basta con saber moverse por el etéreo espacio de lo virtual
Cuando una pasa los 30 ya no espera conocer a absolutamente nadie sin pasado. A esta edad todos arrastramos dos experiencias que preferiríamos no recordar, dos personas que preferimos no encontrarnos y un par de llagas que todavía no cerraron del todo. Sigue leyendo
