Mirada felina y rostro angelical
Imagina si en vez de que alguien te lo pregunte, fueses tú el que interroga, presiona, compromete, o molesta al otro. Esa dista bastante de ser una posición de merecimiento en la vida y ¿sabes por qué razón lo haces? Porque no te sientes seguro. Sigue leyendo
